Así es, para el resto de los mortales el cominezo de febrero supone el fin de la cuesta de enero (para el estudiante la cuesta, económica, de enero termina en diciembre), pero para un universtario es algo totalmente radical. Nuevo semestre, nuevo «pack» de asignaturas, nuevos horarios, nuevas prácticas, nuevos profesores, mismos petardos de compañeros… y nueva cuenta atrás para los nuevos exámenes.
En fin, parece que es un ciclo repetitivo e interminable de convocatorias, en el que el futuro y pasado de un semestre viene determinado por otros respectivos semestres. Las estapas durante el semestre son siempre las mismas: propósitos, vagancia, putadas, fiestas, época de prácticas, más prácticas, época pre-exámenes, terminar las prácticas, sueño, cansancion, agobio, alguna práctica, deseperación, exámenes, abandono, alguna alegría, otra práctica, último examen, suspenso, y la última puta práctica. La única variación es que en las fiestas, cada vez acudimos menor número de gente, y hay algunos a los que no volvemos a ver.
¿Será esta la convocatoria en que se cumpla la máxima?: «Este semestre voy a ir al día!!!»
Quien sabe, quizá sí, seguramente tampoco, pero he comenzado con sensaciones diferentes, con un ánimo y ganas de sacarlo todo impropias en mí, esperemos que sean suficientes para superar quizás, uno de los peores semestres que se avecinan…
Que terminen sus semestres igual que los empezaron, de resaca.